El undécimo de catorce hermanos, Salvatore Ferragamo nació en 1898 en Bonito, un pequeño pueblo a 100 kilómetros de Nápoles. Ya de niño, Salvatore mostró una gran pasión por los zapatos: a los 11 años fue aprendiz de zapatero en Nápoles, y a los 13 abrió su propia tienda en Bonito. A los 16, viajó a América para unirse a uno de sus hermanos, que trabajaba en una gran fábrica de zapatos de Boston. A Salvatore le fascinaban la maquinaria y los procesos de producción modernos, pero también veía cómo podían limitar la calidad del producto. A principios de los años veinte, se trasladó a Santa Bárbara, California, donde abrió un taller de reparación y fabricación de calzado. California era un lugar apasionante en aquella época, con la nueva industria cinematográfica en auge. Salvatore empezó a diseñar y fabricar zapatos para el cine. Mientras tanto, en su continua búsqueda de zapatos con el ajuste perfecto, estudió anatomía humana, ingeniería química y matemáticas en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles. En 1927, Ferragamo decidió regresar a su Italia natal y se instaló en Florencia, ciudad conocida por sus numerosos y hábiles artesanos. Desde su taller florentino -en el que adaptó el sistema de cadena de montaje al trabajo altamente especializado y estrictamente manual de sus obreros-, Salvatore lanzó un flujo constante de exportaciones a Estados Unidos.
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