Rodeada de escarpados picos alpinos, Innsbruck es un lugar que no debe perderse. Visite el casco antiguo, famoso por el emblemático edificio Goldenes Dachl (el emperador Maximiliano I observaba los acontecimientos desde el balcón bajo su tejado dorado). Otra visita obligada es la hermosa catedral barroca, con su interior profusamente decorado con frescos rococó.
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